miércoles, 12 de enero de 2011

Ya está.


   Ya pasaron las navidades, la noche vieja y los reyes, fiestas que la mayor parte de la gente espera ilusionada quizá pensando que éstas modificarán su vida o al menos que encontraran alguna novedad entre tanta rutina. Hoy, ya más tranquilo y después de comprobar que en mí no se obró milagro alguno, he paseado por el barrio y por la ciudad, he seguido viendo las mismas caras de hastío, desilusión, recogimiento o entereza que antes de esas fechas que todos señalamos en el calendario. Me alegró saber que mis compañeros siguen ahí, al igual que yo madrugando, que mis vecinos vuelven a la rutina diaria; que las desilusiones siguen siendo las mismas para todos y que van desde la política, economía hasta el equipo de fútbol, seguimos teniendo las esperanzas puestas en los hijos, que ellos consigan....pero volverá la próxima navidad, el fin de año y de nuevo los reyes. Nos volveremos a cargar de ilusiones y de vanas esperanzas que harán más agradables sino felices unos días, volverá el ajetreo familiar a rondar en todos los hogares, habrá unos días en los que las penas parecerán disolverse o evaporarse, se olvidarán al menos; compartiremos una alegría que durante otro tiempo y por la razón que sea parece haberse ido de nosotros, nos desearemos felicidad, bondad para esos días y para el resto del año, los buenos deseos nos apabullarán durante esas fechas; la verdad, se vive mejor con eso que con caras largas o saludos a medias. De momento lo que toca es afrontar el día a día, el trabajo o el desempleo, la realidad cotidiana nos pone a cada uno frente a nuestra propia realidad. Es hora de aportar soluciones a nuestros problemas, tenemos ya los días para comenzar a poner fin a éstos y poner los cimientos para nuevas esperanzas.